Mi Canto - Pedro Prado

MI CANTO

No sé lo que voy a decir. Ignoro lo que voy a cantar.

Mi voz aún está en el fondo de mí mismo.

Sonrío como una madre que siente a su hijo agitarse en las entrañas.

Al igual de ella, yo no sé si mi canto será rudo como un hombre o tierno como una mujer.

No lo sé; pero estoy cierto de que vive y se nutre silenciosamente.

No lo sé; pero sonrío imaginando su belleza.

Cuando él nazca, yo también estaré entre la vida y la muerte.

Y cuando él pueda valerse por sí solo y lleguen mis amigos, yo lo presentaré orgulloso y embelesado.

Y él cantará con su voz pura y juvenil.

Mis amigos sonreirán indiferentes y yo no diré nada, nada…

Sólo sufriré, porque sus palabras, como aves perseguidas, buscarán mis oídos con insistencia.

Sólo sufriré, porque mi canto no tiene cabellos que poder acariciar, ni ojos que poder besar, ni cuerpo que proteger entre mis brazos tristes y paternales.

Pocas veces un autor, chileno, había logrado llamar tanto la atención, por su forma de escribir que me refleja muchísimo, en especial este poema.

DELECTACIÓN Y VIRULENCIA

En la sublime insensatez de lo inmediato, me refugio en gotas de sal desteñidas, mientras palpita un esclavo solitario.

La magnificencia de mi desgracia, hace parecer todo mi futuro más omnipotente de lo que es y despejo el camino del primer contacto, para al fin dejar entrar lo evidentemente necesario y tirar en el cúmulo de desechos, aquello que de verdad, ya no importa.

Busca esa suciedad de la marca del aire, porque sabe que es parte del oxígeno que lo hace vibrar, mientras me oculto tras el muro del poder del extremo, lo que produce una reacción inmediata y deseo que venga la lluvia a limpiar los pecados.

Huelo el centro con marcas de maná, que se quedaron adheridas como segunda piel de vida, que muere con los intentos de engendrar futuro; porque el muro es alto e infranqueable, echo de polvo y paja, de orgullo y silencio; de miedos a que la luna creciente dé la cara al mundo y aquella obra de arte quede olvidada en un rincón absurdo, sórdido y silente de algún cuarto enmohecido y sea carcomido por el polvo blanco, por el agua turbia, por la falta de argumentos para la conexión inmediata, por saber que se escapó de las manos la otra costilla; la mezcla de equis e y, de verdes con café, de ondas con espirales, que se retuercen, se unen, pero no se funden, por la falta de razones, por la rítmica diferente que hace que la visión sea más torcida, pero no por eso, menos conmovedora.

Ahora que me doy cuenta que no existirá alguien que quiera ojear este libro ajado, me percato que debió haber sido un error haberlo escrito, porque la lectura no es la misma que las letras, sino más nítida y concreta, pero que todos se limitan a leer entre líneas y saborear las tapas gruesas; lo leen y utilizan, largándolo luego que el texto fue recorrido completamente, después de pasar hoja por hoja, hasta gastar las letras, olvidándolo luego, en algún bote de basura.

Quiero

Quiero un poco de sol,
que me taladre los ojos,
que me queme la piel,

que me reviente los sesos.     

Quiero un poco de noche,
que me sacuda los sueños,
que me de una visión
que me haga soñar.

Quiero un disparo de Nievi.
de nieve,
de Chapman.

Quiero que Hades me lleve a su lecho
y la llegada de Aurora,
la de dedos de rosa,
no me haga despertar de mi sueño fatal.       

No quiero ser Penélope
por el resto de mi vida,
porque sé que Odiseo
nunca va a llegar.

Quiero ser la tragedia
que ningún Homero
alcanzó a escribir.

me asEMEJO TAnto

Me quedaré otra noche despierta esperando tu visita y en un momento más, cerraré mis ojos con la sola idea de verte entre mis sueños…

Como la espuma hace del mar su alegoría, haré de este deseo, el refugio necesario de mi desesperación, de tocar la imagen y encontrar distancia que separa, de recordar energía que provoca una emoción sincera.

Pienso en mis palabras emitidas, en aquellas anáforas que alguna vez se quedaron en el papel, que quiero que se vuelvan un eco en tus oídos. Las que vendrán sin pensarlo, las que saldrán sin sentido y en todas esas que morirán en mis constantes intentos por que vengas conmigo y te alojes en mi ser…y en algún día remoto, pienses tan sólo en quererme.

Te asemejas tanto a lo que no esperaba, que como un rayo en terreno seco, llegó rápidamente a incendiarlo.

Dí dadespe...

A veces no sé que me traerá esta nueva despedida, pero comprendo que hay flores que se mueren con mucha agua, como hay otras que viven dentro de ella. Que hay quienes viven sin aire, mientras yo necesito tu aliento.

Del barro, de las cenizas, las relatividades de la vida me enseñan que mil cadenas aprietan, pero también sostienen. Camino sobre las aguas, me escondo del fuego, me revuelco en el pasto verde, que se incendió de pronto y me llevó entre sus escombros…mientras yo me convierto en viento, violento, quizás suave, a veces imperceptible, pero vayas donde vayas, te darás cuenta que siempre estaré, aunque no quieras.

Desgana

No puedo ni siquiera comparme,

me agota saber que no alcanzo su pensamiento,

veo tus ojos traspasando sus pasos

que se desvían despacio de mis destellos sin más

No puedo ni siquiera retratarlo

y ya está en tus manos ese objeto

el elemento que capta con su foco

la visión que tiene de nuestro mundo.

No puedo ni siquiera alejarme

son tus palabras las que me detienen;

en este espacio sideral se rompió el universo,

en un intento fallido se ha secado el camino.

Ya ni gotas de mar caen de lo alto

ni tambores vitales despiertan al muerto

se acabo la espera, ha llegado el momento

no hay nada que libere esta condena.

Pienso y remato con palabras ya dichas

sigilosa espera de alguna intuición

no puedo esconderlo, visceral y agudo

es la dama oscura que viene en mi honor.

Eliminar...(me)

No suelo dejar marcas en mi mente, para tratar entonces de alguna forma, olvidar lo vivido, de no presionar a mi inconsciencia con detalles insignificantes de dolor o con huellas de amores maltratados.

Quiero olvidar de un portazo mi forma de ser tan inconsistente, que aparece cada segundo con una arma, apuñalando mi felicidad, recordándome, quién soy, lo que hago y la luz que proyecto hacia otros, entonces las manos se convierten en puñales y me castigan por ser tan volátil, que no pueden quedarse en alguno de los dos lados del puente y me hacen caer constantemente al abismo; lo dije alguna vez, “la lectura que dan otros del texto no escogido”, como un libro ajado que queda botado en el último rincón de una casa y que ya nadie quiere leer, porque creen saber cual es el argumento más interesante…ahora me doy cuenta que son hojas vacías, vacías siempre, pero de tapas duras.

Que no mueran...

No quiero que mueran mis colores,
dulce miel brillante que agonizan en los verdes duros
cubiertos con un manto oscuro ondulado.

No quiero que este rojo fuego se consuma por el contacto de ese pálido rosa
mojado destellante...

...que el oxígeno de ambos lo vuelva a encender, como un oleaje azul profundo
que viene y va, que nunca se acaba.
Yo tan sólo quiero que se queden, que no mueran nunca mis colores.

Siguiendo

Sonoras distancias me habitan lejanas, entonces voy y respiro, confiada ausencia de mis desgracias...
Caigo nuevamente contigo; no me limita el tiempo ni el muro indestructible de tu silencio, sólo escribo y caigo, sólo pienso y pierdo...
Sólo uno, dos, tres...y llego al ocho; salté la muralla y perdí el registro de mi historia...
Ahora pienso y caigo, y me caigo en ti, y me caigo en lo mismo; me quedo sentada esperando la mano que me acariciaba el cabello; ahora vacía mi cabeza se queda...
Llego al ocho y el infinito mi abruma, me ahoga, me tortura; quiero ponerle fin a esto, a las vibraciones que me llevan al sentimiento ingrato de ti; creo una entrada y cierro una puerta; la misma piedra sigue en el camino, ahora tengo que rodearla.

Solo...sin aire

Desgarro mi labios con ganas de un beso furtivo, violento pacífico

….quemo mis brazos de tanto vacío eterno y las manos que se quedan sin otras que tomar.

Palabras que se pierden en la nada

cuando los oídos se cierran por un egoísmo asesino

que mutila poco a poco el fuego que se enciende sin llamas.

Busco sin límites mi aliento;

se seca la garganta, se ahoga con gotas de sal, se quema con un odio senil,

que traspasa las fronteras de mi tiempo inexacto.

Busco sin límites mi aliento;

se entrecorta con un gemido silencioso,

entonces miro mis manos tan solas, que se quedan sin otras que tomar.

Palabras que se pierden en la nada

cuando no se escuchan más que las notas internas sin dejar de salir esa melodía,

sin romper el pentagrama que se agita con ganas de tocar,

se mueve autónomo, tocando, tocando sin parar.

Y busco de nuevo sin límites mi aliento;

comienza mi cabeza a girar,

poco a poco se pierde el oxígeno,

la conciencia,

el norte,

caigo sin pausas por el retorno remoto,

sé que es tarde para volver.

Déjame dejarte, abandonarte y olvidarte, déjame matarte sentimiento...

SINESTESIA

Un rosado agrio me provoca aquel disgusto
y un morado dulce saborea mi conciencia.
Una melodía fría me hace estremecer de pánico
y huelo ese verde oscuro que me ata;
es amargo y tibio,
es solitario, es triste,
y quiero llorar sin miedo este dolor ambiguo,
que oprime el pecho azul salado,
tan mío, desafinado...

ONÍRICO

Soñé que me tomabas de la mano y que solíamos irnos juntos a volar; que en este estado onírico no existe la vergüenza y tú estás entre mis manos, mi cuerpo, oídos y piel.
Sueño que esa melodía me trasforma en silencio y en esta noche fría tú me oyes más profundo.
Y dentro del manto oscuro, siento más consciente este, mi gesto inconsciente, que me hace desear aún más que llegue la luna y que se esconda el sol entre mi pecho.
En este sueño, una lagartija se escurre veloz entre las piedras mientras suena de fondo una canción que termina en mi...fa, sol

Esto...

Esto de no saber cuál es la respuesta a las dudas más profundas, esto de saber que las miradas cortan, los suspiros mienten y los latidos mueren.
Esto de romper las manos con tanto sacrificio, cuando la respuesta es sólo un deber, cuando la caída es la rutina diaria, sin saber el camino se vuelve a tropezar en lo mismo, con ganas de un refugio sincero, con ganas de tanto y los abrazos tan vacíos.
Esta libertad que llega pero esas amarras que atan las alas.
Con un reflejo que dice mucho que lo que no se escribe...con una lectura que dan otros del texto no escogido...
Se sigue andando en esta ruta...el abismo frente a los pies rotos y cansados, sin poder saltar por miedo, sin poder quedar por pena...