martes, 13 de julio de 2010

Que no mueran...


No quiero que mueran mis colores,
dulce miel brillante que agonizan en los verdes duros
cubiertos con un manto oscuro ondulado.

No quiero que este rojo fuego se consuma por el contacto de ese pálido rosa
mojado destellante...

...que el oxígeno de ambos lo vuelva a encender, como un oleaje azul profundo
que viene y va, que nunca se acaba.
Yo tan sólo quiero que se queden, que no mueran nunca mis colores.

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