Dí dadespe...

A veces no sé que me traerá esta nueva despedida, pero comprendo que hay flores que se mueren con mucha agua, como hay otras que viven dentro de ella. Que hay quienes viven sin aire, mientras yo necesito tu aliento.

Del barro, de las cenizas, las relatividades de la vida me enseñan que mil cadenas aprietan, pero también sostienen. Camino sobre las aguas, me escondo del fuego, me revuelco en el pasto verde, que se incendió de pronto y me llevó entre sus escombros…mientras yo me convierto en viento, violento, quizás suave, a veces imperceptible, pero vayas donde vayas, te darás cuenta que siempre estaré, aunque no quieras.

Desgana

No puedo ni siquiera comparme,

me agota saber que no alcanzo su pensamiento,

veo tus ojos traspasando sus pasos

que se desvían despacio de mis destellos sin más

No puedo ni siquiera retratarlo

y ya está en tus manos ese objeto

el elemento que capta con su foco

la visión que tiene de nuestro mundo.

No puedo ni siquiera alejarme

son tus palabras las que me detienen;

en este espacio sideral se rompió el universo,

en un intento fallido se ha secado el camino.

Ya ni gotas de mar caen de lo alto

ni tambores vitales despiertan al muerto

se acabo la espera, ha llegado el momento

no hay nada que libere esta condena.

Pienso y remato con palabras ya dichas

sigilosa espera de alguna intuición

no puedo esconderlo, visceral y agudo

es la dama oscura que viene en mi honor.

Eliminar...(me)

No suelo dejar marcas en mi mente, para tratar entonces de alguna forma, olvidar lo vivido, de no presionar a mi inconsciencia con detalles insignificantes de dolor o con huellas de amores maltratados.

Quiero olvidar de un portazo mi forma de ser tan inconsistente, que aparece cada segundo con una arma, apuñalando mi felicidad, recordándome, quién soy, lo que hago y la luz que proyecto hacia otros, entonces las manos se convierten en puñales y me castigan por ser tan volátil, que no pueden quedarse en alguno de los dos lados del puente y me hacen caer constantemente al abismo; lo dije alguna vez, “la lectura que dan otros del texto no escogido”, como un libro ajado que queda botado en el último rincón de una casa y que ya nadie quiere leer, porque creen saber cual es el argumento más interesante…ahora me doy cuenta que son hojas vacías, vacías siempre, pero de tapas duras.

Que no mueran...

No quiero que mueran mis colores,
dulce miel brillante que agonizan en los verdes duros
cubiertos con un manto oscuro ondulado.

No quiero que este rojo fuego se consuma por el contacto de ese pálido rosa
mojado destellante...

...que el oxígeno de ambos lo vuelva a encender, como un oleaje azul profundo
que viene y va, que nunca se acaba.
Yo tan sólo quiero que se queden, que no mueran nunca mis colores.

Siguiendo

Sonoras distancias me habitan lejanas, entonces voy y respiro, confiada ausencia de mis desgracias...
Caigo nuevamente contigo; no me limita el tiempo ni el muro indestructible de tu silencio, sólo escribo y caigo, sólo pienso y pierdo...
Sólo uno, dos, tres...y llego al ocho; salté la muralla y perdí el registro de mi historia...
Ahora pienso y caigo, y me caigo en ti, y me caigo en lo mismo; me quedo sentada esperando la mano que me acariciaba el cabello; ahora vacía mi cabeza se queda...
Llego al ocho y el infinito mi abruma, me ahoga, me tortura; quiero ponerle fin a esto, a las vibraciones que me llevan al sentimiento ingrato de ti; creo una entrada y cierro una puerta; la misma piedra sigue en el camino, ahora tengo que rodearla.

Solo...sin aire

Desgarro mi labios con ganas de un beso furtivo, violento pacífico

….quemo mis brazos de tanto vacío eterno y las manos que se quedan sin otras que tomar.

Palabras que se pierden en la nada

cuando los oídos se cierran por un egoísmo asesino

que mutila poco a poco el fuego que se enciende sin llamas.

Busco sin límites mi aliento;

se seca la garganta, se ahoga con gotas de sal, se quema con un odio senil,

que traspasa las fronteras de mi tiempo inexacto.

Busco sin límites mi aliento;

se entrecorta con un gemido silencioso,

entonces miro mis manos tan solas, que se quedan sin otras que tomar.

Palabras que se pierden en la nada

cuando no se escuchan más que las notas internas sin dejar de salir esa melodía,

sin romper el pentagrama que se agita con ganas de tocar,

se mueve autónomo, tocando, tocando sin parar.

Y busco de nuevo sin límites mi aliento;

comienza mi cabeza a girar,

poco a poco se pierde el oxígeno,

la conciencia,

el norte,

caigo sin pausas por el retorno remoto,

sé que es tarde para volver.

Déjame dejarte, abandonarte y olvidarte, déjame matarte sentimiento...

SINESTESIA

Un rosado agrio me provoca aquel disgusto
y un morado dulce saborea mi conciencia.
Una melodía fría me hace estremecer de pánico
y huelo ese verde oscuro que me ata;
es amargo y tibio,
es solitario, es triste,
y quiero llorar sin miedo este dolor ambiguo,
que oprime el pecho azul salado,
tan mío, desafinado...