LA MUERTE DE UN FONEMA
Un día, el fonema Y entró en depresión, ya no sabía que hacer ni adonde ir, pasaba días enteros acompañando a otras palabras a juntarse y formar una relación, otros lo llamaban conector, él se sentía como un tipo de celestino que ayudaba a aquellas palabras a juntarse y generar algún tipo de sentimiento; él solo sonaba de una forma, pero junto a otros fonemas sonaba distinto, sentía que ni siquiera tenía una personalidad propia.Miraba su existencia como algo que moriría solo sin algún tipo de compañía…lloraba día y noche, no se quería, y el sólo hecho de mirarse a un espejo creía que éste le decía que era poca cosa.
Un día fue a caminar, quería que alguna palabra o por último un morfema lo extrañara un poco y sintiera que sin él no estarían completos; se acercó a un puente, se paró en la punta de su cola, miró las aguas turbulentas y cuando se disponía a saltar miró a su alrededor y ahí estaba, el fonema O llorando amargamente; a pesar de su angustia no pudo pasar por alto esta situación y se acercó a él para preguntarle cual era la causa de su pena. Después de secar sus lágrimas con un pañuelo pudo abrir aún más su boca y expresarle su dolor: “me siento solo”, le dijo “toda los fonemas se ríen de mí porque soy gordo, muy relleno al lado de las íes, eles y las coquetas eñes”; él no tenía otra forma más que la de su redonda figura y solo era usado para nombrar otra cosa, menos a él, “esto o aquello”, solo ni siquiera era un signo, no valía nada, era menos que eso, por eso había decidido matarse, arrojándose a un espino que estaba al lado del río, para poder de alguna forma, reventarse y olvidar su redonda existencia.
La Y no pudo más que sentirse identificada con él, sentía su rabia, pena angustia y soledad, que nadie los valorara por si solos y ahora era el momento de acabar con sus vidas o salir adelante juntos, y se unieron, decidieron recorrer el mundo juntos, sintiéndose importantes por lo que eran, sin esperar que otros le dijeran que hacer y con quién estar, vivir su vida valiéndose por sí mismos hasta que algún día tuvieran que, por separado, acompañar a otros fonemas.
La hache cuando los vio llegar juntos al mundo de los fonemas quedó muda de la impresión, la zeta sintió un zigzag en la guata y la doble v, un ir y venir como una montaña rusa. Esta nueva pareja se paró en frente de todas y gritó con todas sus fuerzas:
“YO, soy lo más importante, YO valgo ahora, YO soy YO y juntos saldremos adelante, pero puedo estar con ustedes si ustedes me valoran a mí”