domingo, 7 de julio de 2013

Nada, nadie, nunca

Tengo la plena convicción que llegué a esta vida para fracasar; por alguna extraña razón no sirvo para nada y cuando creo que he llegado a la cúspide de la felicidad, una simple cosa, palabra o gesto me hace caer como monigote muerto a tierra.
Nunca serví para ser hija, no le demuestro suficiente cariño a mis padres; no serví para ser hermana, nunca pude estar cuando me necesitaban; nunca serví para amiga, porque siempre me alejaba y no las contuve cuando lo querían; no serví para ser amor, porque me abandonaron y nunca llegaron a quererme de verdad; ni fui una buena estudiante, ni profesional, ni maestra, ni objeto.
Llegué a esta vida a consumir oxígeno, gastar espacio y confundir a los hombres...nada más...
Ahora que la humillación y el dolor es más fuerte, sólo pienso en si soy lo suficientemente valiente para el siguiente paso, o demostrarme una vez más que no soy ni buena pra poder deshacerme de todo lo que respecta a mí